Según la Organización Mundial de Salud, la transmisión del virus SARS-CoV-2 comenzó a partir del contacto con animales silvestres, posiblemente en mercados locales de la ciudad china de Wuhan. Debida a la supuesta conexión del virus con los mercados locales se está cuestionando la restricción o prohibición del comercio y/o el consumo de animales silvestres. A pesar de que en América Latina se estima que el consumo de animales silvestres es igualmente muy importante, existe poca información que describa este consumo. Las estimaciones que existen son muy precarias y determinan un consumo rural anual entre 9 y 23 millones de animales silvestres en la Amazonía brasileña, y de 113,000 animales en la Amazonía peruana. Las decisiones sobre el consumo de fauna silvestre son controvertidas porque en la actualidad es considerado un consumo de alto riesgo sanitario, pero, por otro lado, su prohibición o restricción podría traer efectos colaterales injustos e ineficaces, ya que en la actualidad millones de personas en todo el mundo consumen carne silvestre y dependen del uso de la fauna silvestre para sobrevivir. Además, el estado de emergencia sanitaria debido al nuevo Coronavirus (COVID-19) está causando costos sociales y económicos sin precedentes en países y comunidades. Muchas familias han perdido su trabajo y se ha observado un aumento de precios y desabastecimiento de alimentos. En esta situación, algunas familias pueden haber sufrido problemas para conservar una dieta saludable, y, consecuentemente, han perdido su seguridad alimentaria. El objetivo de este estudio consiste en 1) cuantificar y determinar los factores socio-económicos y biogeográficos que explican el consumo de carne de origen silvestre en América del Sur, y 2) determinar variaciones en el consumo de proteína animal a partir de la pandemia del COVID-19, y si estos cambios han supuesto la disminución de la seguridad alimentaria.